Comprender como entendemos la información y la procesamos, atender a las reacciones del lenguaje no verbal y anticiparnos son claves para conseguir una comunicación más eficaz.
También la forma como nosotros entendemos el lenguaje tiene distintas reacciones fisiológicas. Usar palabras con connotaciones positivas contribuiría a nuestro estado de ánimo, ya que, al procesar ciertas informaciones que contengan palabras a las que se le haya dado un significado positivo previamente, aumentarían nuestra activación cerebral con una reacción más positiva.
Líder, manager, asesor, jefe de partido, todos deberían saber que los manejos correctos de las técnicas de la inteligencia emocional servirán para conquistar la meta.
Es necesario la expresión corporal ya que siempre expresa más que las propias palabras. El tono de la voz, que debe saberse modular de acuerdo con las ocasiones, es otro factor que nos permite influenciar en las capacidades de nuestros interlocutores.
Un buen líder no es el que dicta lo que hay que decir o hacer, sino es el que ayuda a que los demás entiendan lo que realmente quiere decir, el cuerpo acompaña las palabras.
Ser excelente en nuestra forma de guiar un equipo, es tener un «self-control» de las situaciones por complicadas que sean.
Una serie de estrategias nos pueden ayudar a ver con más claridad, a poder gestionar mejor los conflictos y dificultades. Con ellas, comenzamos por convertirnos en observadores neutrales de la situación de conflicto. Después, pasamos a ver, a vivir y a sentir esa misma situación desde el punto de vista de la otra persona. De esta forma ampliamos la perspectiva, la visión y podemos comprender los hechos y resolverlos con éxito.
Sólo desde la comprensión y la visión clara, somos capaces de dar un paso hacia delante.